01 septiembre 2015

Salvatore Giuliano

Título original: Salvatore Giuliano
Director: Francesco Rosi
Guión: Francesco Rosi, Suso Cecchi d’Amico, Enzo Provenzale
Música: Piero Piccioni
Fotografía: Gianni di Venanzo
País y año: Italia, 1962
Duración: 124 min.
Intérpretes: Frank Wolff, Salvo Randone, Federico Zardi, Pietro Cammarata, Fernando Cicero, Giuseppe Teti, Cosimo Torino

Biografía del célebre siciliano que da título a la obra, a medio camino entre el documental y la obra de ficción. Francesco Rosi nos ofrece una panorámica, con los datos objetivos que se tenían hasta entonces, de la vida, y sobre todo, de lo que rodeó a la muerte, de Salvatore Giuliano (1922-1950), conocido también por el apodo de Turiddu.

Giuliano fue un bandolero e independentista siciliano. En 1943 tuvo que echarse al monte, tras haber matado a un carabinieri. En esa época de finales de la Segunda Guerra Mundial y la invasión aliada del sur de Italia, Giuliano forma una banda que domina zonas de Sicilia. En el ambiente caótico de la posguerra, Giuliano es atraído por los ideales independentistas sicilianos, y su banda es largamente perseguida por las fuerzas del orden italianas, al tiempo que los lugareños lo ven como un “Robin Hood” que roba a los ricos para repartir entre los pobres.

Durante la celebración del primero de mayo de 1947, en Portella della Ginestra (Sicilia), se produce una masacre entre las familias que participaban en el evento. Las autoridades echan la culpa a la banda de Giuliano. En julio de 1950, aparece el cadáver de Salvatore Giuliano, presuntamente traicionado por uno de sus hombres. A pesar de las explicaciones oficiales, las desclasificaciones de documentos en los últimos años, llevan a una compleja trama, en la que parece que se incluyen las autoridades, la mafia, los servicios de inteligencia italianos, la CIA, etc.

La película narra de manera realista todas las circunstancias de este caso. Pero, posiblemente, lo que más impacte en el espectador, sea la visión de las condiciones de vida de la Sicilia rural de la época. La trama del caso de Salvatore Giuliano, conocidísima para el público italiano de la época, presenta algunos vacíos en la película, por lo que el espectador actual, especialmente si no está al tanto de los hechos, puede despistarse un tanto. Por lo demás, una magnífica película que permite adentrarnos en un momento concreto e interesantísimo de la historia siciliana. 

01 mayo 2015

Caché

Título original: Caché
Director: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke 
Música: Varios 
Fotografía: Christian Berger
País y año: Francia, 2005 
Duración: 117 min.
Intérpretes: Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Lester Makedonsky, Bernard Le Coq, Salid Fakir, Daniel Duval

La polémica y la originalidad son características que siempre acompañan a las obras de Haneke. En este caso, nos hallamos ante una de sus obras quizás más convencionales, si es que este adjetivo puede aplicarse a alguna película de este director. En la cinta se tratan temas esenciales de las sociedades occidentales de la actualidad: la intimidad, los avatares de la vida cotidiana, los problemas conyugales cuando surgen ciertas circunstancias, el miedo a lo extraño, etc.  

Un matrimonio burgués, con una bonita casa en París, mantiene una vida completamente normal. Son exitosos, tienen un nivel de vida acomodado, él presenta un programa de televisión sobre literatura, son cultos y viajados… Parece una vida perfecta, hasta que un día les empiezan a llegar a la puerta unos anónimos paquetes, con cintas de vídeo. Las cintas contienen grabaciones de la puerta de su casa con las idas y venidas de los miembros de la familia. Alguien les está espiando.

En una situación tan tensa como esta, los problemas comienzan a resquebrajar la hasta entonces perfecta armonía familiar. No saben quién les está espiando ni para qué. Tienen un hijo adolescente y obviamente también temen por él.

Magnífica la sensación que Haneke provoca en el espectador: se mezclan la ansiedad, el desasosiego, la intranquilidad, la preocupación, la impotencia por no saber quién ni qué se halla detrás de esas grabaciones. Sin duda, destacan las interpretaciones de Auteuil y Binoche, dos de los mejores intérpretes del cine francés actual. 

01 enero 2015

Los santos inocentes

Título original: Los santos inocentes
Director: Mario Camus
Guión: Mario Camus, Antonio Larreta, Manuel Matji, basado en la novela de Miguel Delibes
Música: Antón García Abril
Fotografía: Hans Burmann
País y año: España, 1984
Duración: 107 min.
Intérpretes: Alfredo Landa, Francisco Rabal, Terele Pávez, Juan Diego, Belén Ballesteros, Agustín González, Ágata Lys, Manuel Zarzo, Mari Carrillo, José Guardiola

Magnífica adaptación de una magnífica novela de Miguel Delibes. Esta película constituye, por derecho propio, una de las mayores cimas del Cine español de las últimas décadas. La obra narra la vida en un cortijo extremeño durante la época franquista.

La Naturaleza y la vida de los humildes, son posiblemente, los dos temas principales, no sólo de esta película, sino de la obra literaria general de Delibes. Y este film ha logrado captar de una manera fidelísima y honda, el profundo amor por la Naturaleza, por la tierra y los árboles, así como por las gentes sencillas y trabajadoras que viven en el entorno natural, en este caso la dehesa extremeña.

La vida que se nos narra en esta obra es una vida durísima, con una división muy clara entre los que mandan y los que obedecen, con unas relaciones entre “señoritos” y criados que se retrotraen, en pleno siglo XX, a la servidumbre medieval. La tensión que se crea es tan grande, que su final no puede ser sino el que muestra la obra.

Las interpretaciones de Francisco Rabal y Alfredo Landa son, sencillamente, perfectas, antológicas. Muy pocas veces ha conseguido un actor llegar tan al fondo del alma de un personaje. En el entorno natural en el que viven, la figura de Azarías se mezcla de una manera magistral con el ambiente, con la Naturaleza, con los animales (recordemos su “Milana bonita”). Una película que, en definitiva, no puede sino hacer mella en quien la vea