Título original: Taxidi sta Kythira
Director: Theo Angelopoulos
Guión: Theo Angelopoulos, Tonino Guerra, Th. Valtinos
Música: Eleni Karaindrou
País y año: Grecia, 1984
Duración: 120 min.
Intérpretes: Manos Katrakis, Mairi Hronopoulou, Dionysis Papagiannopoulos, Dora Volanaki, Giulio Brogi, Giorgos Nezos
Director: Theo Angelopoulos
Guión: Theo Angelopoulos, Tonino Guerra, Th. Valtinos
Música: Eleni Karaindrou
País y año: Grecia, 1984
Duración: 120 min.
Intérpretes: Manos Katrakis, Mairi Hronopoulou, Dionysis Papagiannopoulos, Dora Volanaki, Giulio Brogi, Giorgos Nezos
Escribía Kavafis, en su famoso poema del viaje a Ítaca,
que “llegar allí es tu destino, pero no tengas la menor prisa en tu viaje, es
mejor que dure muchos años y que viejo al fin arribes a la isla”. Algo parecido
le ocurre al protagonista de esta película. Un anciano, emigrado de Grecia por
motivos políticos, vuelve al fin a su hogar. No es difícil imaginar que, a su
llegada, ya nada es lo mismo. Se trata de algo común a estas vidas,
obligatoriamente errantes por el mundo, por diversos motivos. No crean
auténticas raíces en ninguna parte, y al final a ninguna parte pertenecen.
El tema del largo viaje, que casi ocupa toda una vida,
del viajero que vuelve para finalmente encontrarse con la realidad, es algo que
a la cultura griega ya le venía desde Ulises y su Odisea. Angelopoulos, que
utiliza recurrentemente este tema del viaje, le dota de su peculiar color:
niebla, paisajes solitarios (como el anciano protagonista), grises, acompañados
por la magistral música de E. Karaindrou (que participará en la banda sonora de
casi todas las películas del director).
Hay que destacar la presencia de la pareja de ancianos,
que consiguen llegar hasta el alma del espectador. La poesía de cada una de las
imágenes de este film, va acorde con la profundidad de lo que le ocurre
interiormente a los personajes. Un exilio que es un viaje hacia un pasado que,
por definición, nunca más puede volver. Siguiendo el poema de Kavafis: “No has
de esperar que Ítaca te enriquezca (…) sin ella, jamás habrías partido; mas no
tiene otra cosa que ofrecerte”. Entre las escenas de la película, presten atención
a la memorable visión de la balsa, en aguas internacionales, desnuda y
solitaria, perfecto símbolo del exilio y del viaje que configuran el eje de
esta obra.