01 noviembre 2011

Thérèse


Título original: Thérèse
Director: Alain Cavalier
Guión: Alain Cavalier, Camille de Casabianca
Música: Alain Lachassagne, Dominique Dalmasso
País y año: Francia, 1986
Duración: 87 min.
Intérpretes: Catherine Mouchet, Hélène Alexandridis, Aurore Prieto, Sylvie Habault, Clémence Massart-Weit, Mona Heftre, Beatrice de Vigan, Jean Pélégri
Teresa, Santa Teresa de Lisieux, es una figura de una incontestable fuerza dramática y humana. Con apenas quince años, entra en un convento carmelita, por propia voluntad, contra todas las adversidades. Y este ímpetu lo pone Teresa en todo. Así, se os muestra un personaje que vive la vida de una manera arrebatadoramente humana (y también divina, quizás).
Esta característica se traslada a la película, donde se nos narra la vida de esta monja francesa de fines del siglo XIX, a través de breves escenas, fundidos a negro, situaciones rápidas, elementales, básicas. Y aquí está uno de los aciertos del filme: auténtico arte cinematográfico, en el sentido de que son las acciones, breves acciones, y no el diálogo (base del teatro), lo que atrapa y conmueve el sentido del espectador.
La escenografía es, como se ha dicho antes, elemental, sólo se nos muestra lo preciso, un par de objetos, pero cada elemento tiene un trasfondo simbológico enorme. Se trata de un cine, hasta cierto punto, inocente, limpio, en el sentido de que parece que no hubiera un siglo de películas detrás de esta, sino que estuviéramos ante los primeros momentos del cinematógrafo recién inventado.
El arte de los gestos, de la simbología de las pocas cosas que aparecen en pantalla, nos está hablando ya de un cine en el que el espectador no debe perderse en vericuetos de escenografías o aspectos secundarios. Aquí aparece poco, pero todo lo que aparece es necesario, preciso, primario.
Catherine Mouchet, la actriz que interpreta el papel de la santa francesa, realiza una labor como pocas veces se podrá ver en una película. Los matices de sus gestos, de sus miradas, de sus silencios, en una película como esta, que se presenta al público desnuda de artificios, natural y básica, tiene un valor altísimo. Sin su actuación, no estaríamos hablando de lo mismo.
En la base del film, la historia de santa Teresa de Lisieux, fallecida con apenas 24 años, pero que vivió una vida como aparece en el film: sencilla, natural, espontánea, con la inocencia de las cosas humildes.